El camino del Thor



Estos días están teniendo una magia especial, me cuesta contener los dedos y no sentarme a escribir el sin fin de cosas que pasan por mi mente. Estos días y por una serie de circunstancias (como tener a varias personas rondando por allí) me han llevado a reflexionar sobre lo que ese lugar supuso para mi, lo que ha supuesto para esas personas y como ciertos lugares tienen una magia tan potente que es capaz de cambiar tu vida.

Con los años me he dado cuenta que soy una bruja outsider, una bruja que de alguna manera y por mucho que lo intente no encaja en la norma o en la senda marcada por mucho que lo intente, y que esas veredas marcadas muchas veces en vez de emponderarme han limitado mi poder encorsetando mi espíritu. Desde mi diversidad funcional a mi propia sensibilidad, mi camino siempre ha sido mio aunque a veces no lo viera, aunque a veces me empeñara en seguir el de otros y me viniera abajo si otros me invalidaban por ser diferente. Hay quien lo ha intentado, y lo seguirá intentando, pero mientras sienta a la diosa de los cuervos  a mi favor y el cazador bendiga mis pasos sabre que me mantengo en el camino correcto, un camino que ha atravesado el bosque mas oscuro y las colinas mas escarpadas sobre todo dentro de mi.

Todo esto viene porque el camino de uno de mis hermanos en la magia le llevo a un sitio que para mi había significado mucho pese a que solo lo pisara unas horas, y el estuvo viviendo una experiencia diferente pero parecida al menos en la esencia. El esperaba encontrar respuestas y descanso en él y solo encontró preguntas en él.

Su experiencia me obligo a mirar parar atrás, a volver a mirar el reflejo de la niña que en la taberna medieval de la calle principal de Glastombury devuelto por el espejo del baño, la cual decía no reconocerse a si misma y que no era consciente de cuanto le había cambiado beber las aguas de la fuente roja y ascender al thor.

Recuerdo aun la subida, el calor agradable de una tarde de septiembre, recuerdo las aguas frías de los jardines de la paz, la sensación de hogar al cruzar el umbral de sus guardianes, ir dejando que en cada fuente se fuera una parte de mi hasta el consuelo de beber de la fuente roja. La luz cálida, la presencia de la tierra de las hadas inundándome y un consuelo en alma. Lo recuerdo con añoranza porque los jardines de la paz donde esta el pozo de Chalice Well es uno de esos lugares sagrados que merece la pena visitar y dejar que su magia te recorra por muy duro que fuera el viaje después.

Después vino el ascenso al thor, esa colina que oculta dentro de si uno de los accesos al sidhe, donde gobiernan y presiden sus salones los señores de las cortes de las hadas. El ascenso a la cima es una espiral, una serpiente que se enrolla por la colina y en la que vas ascendiendo paso a paso. Recuerdo que empece super animada a mitad de camino me desanime y pensé que no iba a poder, pero entonces empece a no sentirme sola, dentro de mi me decían que podía, que si había llegado hasta allí llegaba al final, fue como un impulso desde el otro lado. Es común sentir esto, es la prueba del thor, a todos nos entran las dudas, como en la vida a veces sentimos las dudas sobre si seguir luchando.

Arriba conecte con la energía del lugar, con la de los dragones blanco y dorado que custodian la entrada al reino de las hadas, con ese reino donde mora todo lo salvaje y lo que no puede ser encadenado. Y de allí me lleve un mensaje que prácticamente he comprendido ahora: "Tu camino empieza ahora".

Y mi camino empezó, empezó por alejarme de la que hasta ese momento había sido mi familia mágica y que realmente podría haberme ofrecido un camino mágico dentro de la vereda, con una iniciación de las que tu nombre se inscribe en un registro de tradición, pero ese no era mi camino. Me toco conocer el dolor de la perdida, el dolor que llevo a que dejara de ser la niña y que dio forma a la mujer que soy ahora. Me llevo a verme con mi poder arrebatado, a que ahora vea como deje que otros me hicieran pequeñita, como me deje manipular y herir. Me llevo a que explorara caminos dentro de la espiritualidad que si me los hubieran planteado frente a mi en ese momento no me hubiera visto en ellos pero que ahora se que me han enriquecido. Me llevo a verme mendigar amor porque no era capaz de sentirlo por mi misma... Me llevo a mi oscuridad, a ver mi sombra tomando el control y dejando solo miedos...

Pero también me llevo a amarme a mi misma, ha encontrar mis objetivos, a conocer a mi yo salvaje que acepta sus deseos, a yo que acepta su sexualidad y todas las formas de disfrutarla. A recordar la guerrera que quiere perseguir sus sueños. Me llevo a saber ser amada, a valorar lo que tengo, a permitir a la vida entrar en mi oscuridad e iluminarla. Me llevo a ser  quien soy ahora.

Mirando atrás me doy cuenta que el thor fue mi iniciación, pero no una iniciación de esas de titulo en papel, esas que muchos compran o coleccionan como medallas en una un traje. Es una de esas iniciaciones que te hacen caer de tu torre, que llevan a conocer el fondo del pozo para alzarte de nuevo renacido. Ahora soy consciente de quien soy.

Esas iniciaciones de papel, a veces se hacen ver como una meta, un objetivo a alcanzar y no como lo que realmente deberían ser. El inicio del camino.

Hay iniciaciones tradicionales maravillosa, llenas de significado y trascendentes. Pero en un mundo donde el capitalismo lo ha invadido todo hay gente que ha convertido las iniciaciones en un mero tramite comercial, en un mundo de titulitis parece que si un señor o un señor o una señora te inscriba en un libro o te de un diploma tu saber no vale nada.

Pero bajo la mirada de los dragones de avalon esos títulos no son nada, solo vale la marca que los señores del otro lado dejan en ti y el poder que reclamas para ti.

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