No quiero ser una bruja blanca y mucho menos una trabajadora de la luz, hace tiempo que acepte ya mis sombras, me gusta navegar entre los colores de las nubes y acepte mis imperfecciones.
La experiencia me ha enseñado que las personas que más proclaman ser luz y trabajar con ella son luego quienes tienen peores sombras. Quienes más hablan de que están fuera de la matrix del sistema son quiénes mejor le sirven.
Durante la era Trump y actualmente hay muchos lobbies políticos de extrema derecha que están utilizando tanto el terreno conspiranoico como el espiritual para difundir sus mensajes de odio. Por lo tanto es fácil ver a seres de amor y luz defendiendo desigualdades económicas o raciales disfrazas de que esa parte de la humanidad no vibra en la 5d o diciendo que todos los males del mundo don culpa de los arcontes, reptilianos o demonios ( si no te hacen un cocktail de los tres) en vez de señalar a los verdaderos culpables, los seres humanos y el egoísmo del capitalismo que depreda al que tiene menos.
Es cierto que la Wicca y otros movimientos pagano brujiles durante los años setenta se blanquearon muchísimo para esquivar la persecución del pánico satánico (leed sobre ello y entenderéis muchas cosas) y le dieron la espalda a ramas que podían ser vistas como oscuras o que tenían dentro de sí mismas prácticas como la demonolatria. Por suerte esta visión ha cambiado y estamos dando cabida a estos grupos. Se está reparando el vacío y el daño, algo que a esos lightworkers atrapados en la matrix creada por el lobbie de derecha conservador que está dirigiendo sus pensamientos no les está sentando nada bien.
Y mientras el resto aceptamos que la rueda del año es wiccana y no ancestral (aunque se base en festividades más antiguas), mientras los demás aceptamos el daño que hizo el fanatismo evangélico con ese pánico satánico y protejamos ahora a quien se le dio la espalda… Ellos prefieren seguir cegados por la ilusión de luz en la que viven y seguir sembrando con sus sombras, porque están muy lejos de conocer el amor.
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