No toda la brujería es ancestral ni tiene porque serla


 Una de las cosas que más ha cambiado en mi visión desde que abrace la filosofía del caos en mi práctica mágica es que ya no me obsesiona buscar la ancestralidad de mi práctica, si no que esta me funcione.

Me gusta conocer las raíces de lo que practico y si puedo evito  cosas que vengan de personas que considero que son un poco sacos de mierda. (uno de los motivos que hace que no practico nada que tenga que ver con los maestros ascendidos, es que el matrimonio fundador de su escuela eran unos estafadores y supremacistas blancos). He dejado de creer en cosas como el karma por la fetichización de las culturas orientales que supone, por lo desligado del contexto en el mundo occidental y porque en sus países de origen se utiliza para justificar discriminaciones sociales de forma parecida a como se utilizaba el concepto de pecado en el mundo occidental.

Muchas veces tendemos a romantizar el pasado en exceso, pensamos que nuestra práctica de brujería y paganismo ha permanecido inalterable desde antes del cristianismo. Pero lo cierto es que no, y que la mayor parte de nuestras prácticas datan del siglo xx y de pioneros que a base de conocimientos históricos, pinceladas antropológicas y mucha imaginación construyeron la práctica de la brujería y el paganismo actual. 

Hay gente que se niega a usar mecheros porque usar cerillas es lo clásico, lo natural, lo ancestral… Pero realmente ambos se inventaron al mismo practicamente al mismo tiempo, en el mismo siglo, por lo tanto el valor de lo ancestral se pierde, más cuando ambos son del siglo XIX.

Mi vida no es la misma que la de un campesino romano del Siglo I A.C., mis  problemas y valores no son los mismos, ni mi relación con la magia o los dioses será la misma. Si consideramos el reino espiritual como algo vivo los espíritus habran cambiado y se habrán adaptado a los cambios del tiempo. del mismo modo los dioses habran bebido de los valores de sus nuevos adoradores a la vez del vino de sus ofrendas.

No debemos olvidar que somos brujas ahora, no en el Siglo I.


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